Reseña: ‘Star Trek: Deuda de honor’

Argumento

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El Capitán Kirk y la tripulación del U.S.S Enterprise luchan junto a sus enemigos Klingons y Romulanos contra una amenaza galáctica que ningún gobierno se atreve a admitir que exista…

Kirk, Spock, Uhura, McCoy, Scott, Sulu, Chekov y la mejor tripulación de la flota estelar se enfrentarán a un desconocido enemigo que ha destruido en diferentes épocas del tiempo las naves más poderosas de la Federación y de los imperios Klingon y Romulano.

Reseña

Una clase intensiva y transcendental en el mundo de Star Trek

La editorial Drakul, bajo su sello Likantro, ha lanzado este mes de marzo un cómic indispensable para los fans de la ciencia ficción y en concreto de la franquicia ‘Star Trek’. Con esta nueva edición de ‘Star Trek: deuda de honor’ en tapa dura se recupera el clásico instantáneo de 1992 que en su día editó en España Planeta y teletransportó a muchos lectores al lado trekkie. Una golosina para amantes de las historias ambientadas en el cosmos del futuro y por supuesto para los seguidores de Kirk y Spock. Para aquellos profanos en la materia es una clase intensiva en el mundo de Gene Roddenberry, creador de esta saga, fallecido un año antes de la gestación de estas viñetas.

‘Star Trek’ siempre ha sido sinónimo de aventura, curiosidad, innovación… pero sobe todo de valores humanos como la concordia o la empatía. En ‘Star Trek: deuda de honor’ vivimos un rara avis que hace honor a esas cualidades. Humanos, Romulanos y Kilngons se embarcan en una alianza de conveniencia, protagonizada por el Kirk de William Shatner. Evidentemente con este volumen experimentaremos una vez más esa relación íntima entre cómic, televisión y cine que ha convertido a ‘Star Trek’ en algo eterno, pero sobre todo buceamos en el pasado de James Tiberius Kirk.

Nadie mejor que Chris Claremont para alcanzar el grado de intimidad y complejidad que pide este número. Sus trabajos son siempre introspectivos, armados en una densidad de texto que le roba protagonismo a las ilustraciones de las viñetas de tal manera que parece más una novela tradicional. Como fan de la saga no deja cabos sueltos y nos lleva a un viaje en el espacio y el tiempo por la vida y carrera de James T. Kirk. La historia arranca en Génesis tras la destrucción de la Enterprise en ‘Star Trek III’, mencionando a David Marcus, los klingon y el mítico Khan saliendo a la palestra. Pasamos por el Farragut y por muchos puntos de la historia que convierte a ‘Star Trek: deuda de honor’ en un homenaje retrospectivo que se inserta con coherencia en el canon.

Haciendo un inciso. Los fans de la franquicia apreciarán este volumen simplemente por la cantidad de guiños o huevos de pascua que posee. Sirve como apertura y cierre del cómic una clara alusión a ‘Star Trek IV’ y sus ballenas. Ese escenario es el heraldo de una serie de alusiones que casi nunca se perciben gratuitas y sirven de herramientas para desarrollar la historia. Reconoceréis detalles como el ajedrez 3D al que tanto jugaban en ‘The Big Bang Theory’ o los tiempos en los que el Katra de Spock estuvo en el Doctor McCoy.

Es evidente que tenemos entre manos al reparto de la serie original. Es por ello que era de vital importancia que el parecido facial estuviese logrado. Adam T. Hughes y Karl C. Story realizaron un trabajo encomiable para dar vida en las viñetas a los miembros de la Enterprise NCC-1701-A. Como mencionaba antes la trama nos lleva por distintos momentos en el tiempo y el trazo de ambos dibujantes sobrevive a esa barrera y gracias a ellos percibimos como real esta historia de ciencia ficción. Y no solo eso, sino que nos sumergen en ambientes futuristas y batallas a través del vacío del espacio que no requieren de los artificios digitales de hoy en día.

Por supuesto habrá puristas que recelarán del comportamiento y apariencia de algunos personajes, naves o razas, al fin y al cabo ‘Star Trek’ ha cambiado perceptiblemente a lo largo del tiempo, aunque es una saga que cuida mucho su material original por lo bien que está desarrollado. En este número no diréis en ningún momento, “esto nunca pasaría en una nave de la federación”, al contrario, os transportaréis de nuevo al universo de descubrimiento y aventura que hizo famosa a esta saga.

Ficha del cómic

Guion: Chris Claremont. Dibujo: Adam T. Hughes, Karl C. Story. Color: Tom J. McCraw. Portada: Jason Palmer. Editorial: Drakul Editorial. Datos técnicos: 96 págs., color, cartoné, 21 x 27,9 cm. Publicación: julio de 1992 (España, 1995 y marzo de 2024) Precio: 21,95€.

Crítica: ‘El astronauta’

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A los seis meses de una solitaria misión de investigación en los confines del sistema solar, el astronauta Jakub (Adam Sandler) se desespera cuando se da cuenta de que su matrimonio quizá no aguante hasta su regreso a la Tierra. Pero en las entrañas de la nave anida un misterioso ser ancestral que lo ayudará a arreglar las cosas con su mujer, Lenka (Carey Mulligan). La criatura, llamada Hanuš (con la voz de Paul Dano en la versión original), repasa con Jakub los escollos de su relación antes de que sea demasiado tarde.

Crítica

Tediosa sesión de psicólogo pseudocientífico de una tristeza constante

‘Spaceman of Bohemia’, el libro de Jaroslav Kalfar, sirve de base para ‘El astronauta’. Para esta adaptación se ha mantenido el origen del protagonista, la República Checa, e incluso se le ha brindado un ambiente propio de la Checoslovaquia soviética. Es una obra donde el escritor volcó muchas inquietudes de su pasado y el director Johan Renck ha mantenido el toque intimista. La propuesta parece sobria y aburrida y el resultado es tal y como suena. Era de esperar la parsimonia que presenta el montaje, pues este director ha trabajado en series como ‘Breaking Bad’ o ‘Chernobyl’, pero lo que mata a ‘El astronauta’ es su continuo carácter meditabundo, filosófico, pseudocientífico y ante todo, triste.

A muchos les chocará ver a Adam Sandler en una película tan apesadumbrada, pero alguno de los últimos trabajos que ha hecho para Netflix, ‘Diamantes en bruto’ o ‘Garra’, ya auguraban que el actor se encuentra en la fase más “seria” de su carrera. En esta ocasión se mete en la piel de un cosmonauta checo que se haya en una misión por nuestro sistema solar. A bordo de la nave Jan Hus 1 viaja para investigar la nube Chopra, la cual ha aparecido en el firmamento de la Tierra y se haya más allá de Júpiter. Parece que el nombre de la nube hace alusión a los discursos del escritor indio Deepak Chopra, también creyente de la pseudociencia que tan presente está en ‘El astronauta’, pues todo gira en torno a la búsqueda del lugar donde empiezan los pensamientos, de a qué debemos prestar atención en la vida y de cómo nuestra mente puede sanarnos en todo los aspectos. Es un viaje tan lento y agotador que cuando termina nuestros pensamientos realmente ya se hayan en otra parte.

Metafóricamente o no el guía y psicólogo del protagonista está materializado por Hanuš, una araña gigante que parece hija de Ella-Laraña, con mejoras de CGI inherentes a los progresos de la tecnología. Se comunica a través telepatía y el doblaje de Paul Dano y con esto llego a lo que más me ha gustado de ‘El astronauta’, las voces. Desde el trabajado acento que emplea Sandler hasta la manera en cómo Paul Dano controla su tono con moderación, de un modo similar a lo que hizo con Acertijo en ‘The Batman’, los diálogos son lo mejor del filme. Y quizá es cosa de que pertenezco a una generación desengañada con el neoliberalismo y el capitalismo, pero otro acierto que se ve de respagilón es el mostrar como el ser humano es capaz de meter publicidad hasta en el espacio, aun cuando se trata de comunicarse con alguien que está completamente aislado a millones de kilómetros. Mostramos así más frialdad y vacío que el propio espacio, pero sobre todo egoísmo.

El egoísmo es un tema importante en la película. Las decisiones que hacen huir de los problemas, romper promesas y perder la confianza de los allegados a veces llegan de una manera premeditada. Ese tipo de contradicciones están voluntariamente plasmadas en el guion para desarrollar un discurso sobre el individualismo y el miedo. El diván cósmico sobre el que se tumba el protagonista junto a su arácnido acompañante durante su misión redentora hace surgir miedos subyacentes pero también nuestros bostezos. Y se abordan también los intereses propios cuando surge una ruptura por vídeomensaje a distancia y sin posibilidad de respuesta.

‘El astronauta’ puede recordarles a muchos algunos aspectos de películas como ‘Moon’ o ‘Ad Astra’. Es lenta, meditabunda e intimista a más no poder. Paul Dano ya se ha embarcado en introspecciones similares, como fue ‘Swiss army man’. Lástima que aquí no aparezca la gracia de los Daniels.

Ficha de la película

Estreno en España: 1 de marzo de 2024. Título original: Spaceman. Duración: 106 min. País: EE.UU. Dirección: Johan Renck. Guion: Colby Day. Música: Max Richter. Fotografía: Jakob Ihre. Reparto principal: Adam Sandler, Paul Dano, Carey Mulligan, Kunal Nayyar, Lena Olin, Isabella Rossellini. Producción: Free Association, Stillking Films, Tango Entertainment. Distribución: Netflix. Género: ciencia ficción, drama, romance. Web oficial: ver en Netflix.

Crítica: ‘Los Farad’

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Como si Los Soprano hubiesen conocido a El señor de la guerra

Ya solo os queda esperar al 12 de diciembre para poder gozar de los 8 episodios de ‘Los Farad’ en Prime Video. La serie de Mariano Barroso y Alejando Hernández nos ha hecho disfrutar con una trama de suspense, corruptelas y aventuras que en ocasiones tienen un tono desenfadado y en otras nos producen un escalofrío acompañado de sudores fríos.

Acompañada de un título de crédito que nos recuerda al ‘GTA Vice City’ o a los de ‘Miami Vice’, ‘Los Farad’ nos introduce en un mundo de lo más ochentero, con todo lo hortera y rebelde que eso conlleva. La historia nos lleva a conocer a un joven de Aluche, ingenuo, modesto, sencillo, interpretado por Miguel Herrán. Por casualidades y temperamentos de la vida se ve dentro de una familia de alto standing que oculta algo tras las montañas de dinero que maneja y tras una vida de derroches y exclusividades en la floreciente Marbella de los ochenta. Su vida se somete a una constante prueba pues a lo que se dedican los Farad es al turbio y cuestionable negocio del tráfico de armas.

Esta es una familia que lucha tanto externa como internamente por el control de un negocio. En términos de argumento y trama es como si ‘Los Soprano’ hubiese conocido a ‘El señor de la guerra’. De hecho a parte de esos dos títulos van a veniros a la cabeza películas como ‘El padrino’, ‘Una historia del Bronx’, ‘Uno de los nuestros’… e incluso obras actuales como ‘Breaking Bad’, por motivos evidentes. Además podemos decir que tienen otro denominador común que va más allá del protagonista que se corrompe, los tejemanejes en la sombra, el mundo de los vicios… Y es que está narrada con voz en off al igual que ‘El señor de la guerra’ o ‘Historia del Bronx’. Gracias a ello y al recorrido que hace, aparte de ser la narración sobre una familia llena de puñaladas y podredumbre, es un retrato de una época de España y del mundo.

La Costa del Sol es el epicentro de esta historia, pero el viaje es más amplio. Sin tener realmente una base documental o real ‘Los Farad’ nos llevan por algunos de los grandes conflictos mundiales del último cuarto del siglo XX. Barroso ha escogido el campo de los traficantes y el de las luchas de bloques para recrear la cara belicosa de los ochenta y noventa. Esto va de empresas manchadas de sangre, de planes y de proyectos en la sombra, pero entre tanta artimaña y urdimbre también hay casualidad, encuentros fortuitos y lances del destino o la suerte. Y es que el azar ha hecho que este estreno surja cuando los titulares están llenos de detalles sobre guerras en Gaza y Ucrania. Uno se pregunta cuántos agentes gubernamentales, cuántos señores de la guerra o cuántos traficantes se están lucrando de estas masacres.

De jet set va la cosa y como si fuese una extensión del término podemos decir que todos actúan de lujo en ‘Los Farad’. Herrán, Abaitua y Casablanc es una alineación fastuosa que viene escoltada por Tejero, Navas y fichajes magníficos como el de Igal Naor. La combinación es tan explosiva como el napalm y se despliega tan dinámica como el aeróbic. Quizá no sea tan punzante como ‘La línea invisible’ o tan graciosa como ‘Todas las mujeres’, pero al menos al contario que sus personajes no peca de ambiciosa y a su vez si es capaz de desplegar un poder que atrapa y genera mono.

Hemos visto ‘Ellos’

Un corto de Óscar Romero y Néstor López

El cortometraje ‘Ellos’ se gana por méritos propios el nombre de “corto”. Siete minutos y medio bastan para contar una historia, incomodar al espectador (especialmente al que lo ve en pareja) y tener algún que otro truco bien empleado. Con este tipo de trabajos se demuestra que se puede contar mucho en poco tiempo y además generar debate o algo en lo que pensar.

Bárbara Santa-Cruz y Cristóbal Suárez protagonizan este trabajo de Óscar Romero y Néstor López. En él una pareja llega discutiendo a casa. Pero esa discusión se interrumpe cuando sucede algo que les es completamente ajeno, insólito. En lugar de enfrentarse a ese brete tan desconcertante ambos personajes deciden poner pies en polvorosa de manera simultánea. Con solo el recurso del audio ‘Ellos’ nos dice que no se puede huir del pasado, ni del lejano ni del inmediato. Se emplea un truco auditivo y fantástico para hablar de cómo se rehúyen los problemas y las discusiones. Lo hecho o dicho, hecho o dicho está, no podemos eludirlo ni cambiarlo, solo afrontarlo o superarlo.

El cartel del cortometraje está dominado por colores amarillentos y marronáceos. Son los mismos tonos que dominan el interior de la casa de los protagonistas. Un ambiente acogedor, cálido y hogareño que choca con el tono de la discusión y el trastorno que experimenta de repente la pareja. Comprometida situación que consigue trasladar su engorro a quien está viéndola desde la realidad.

‘Ellos’ se alzó con el premio en el pasado DAMA Cortos. También ha tenido una proyección especial recientemente en Cortogenia. Uno de los directores triunfó en los últimos Goya con el corto documental ‘Mama’.

Crítica: ‘Más allá de los dos minutos infinitos’

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El dueño de un café descubre que el televisor muestra de repente imágenes del futuro, pero solo dos minutos en el futuro.

Crítica

Un disfrute ingenioso y cómico

El festival de Sitges nos ha descubierto películas impresionantes, sobre todo cuando se gestan con presupuestos modestos. Son títulos como ‘Más allá de los dos minutos infinitos’ los que nos hacen recomendar ferozmente que os acerquéis al cine independiente, indiferentemente de su nacionalidad o género. El ejemplo más manifiesto por calidad y proximidad es el de ‘One cut of the dead’ (crítica aquí). ‘Más allá de los dos minutos infinitos’ no llega a la genialidad de la película de Shinichirô Ueda que además va a tener remake francés, pero nos maravilla de un modo similar con una propuesta ingeniosa.

No es de extrañar que el público del festival catalán le diese un premio a esta película. Un filme de 70 minutos que al igual que la otra obra japonesa que he mencionado nos habla en lenguaje fantástico y cierra su trama en solo 70 minutos. Igual que la película de zombies que incluimos en nuestro artículo de cine sobre hacer cine, se compone a partir de la técnica del plano secuencia. En esta ocasión se supone que es un solo plano, pero se nota en ciertos momentos el artificio para empalmar varios.

Igualmente el trabajo de planificación de esta película es de premio. Es como si gritase, ¡mira Nolan, se puede hacer ciencia ficción rallante en solo hora y diez, con pocas pelas y sin CGI! Y todo esto a través de momentos muy cómicos que hacen que los 70 minutos nos parezcan 20. Y hay que hablar de planificación porque, aunque haya cortes camuflados se juguetea con muchos personajes mezclados en hasta tres pantallas dentro de un solo plano.

La trama nos habla del dueño de una modesta cafetería de Japón que reside sobre su establecimiento. Al subir a su piso y mirar su iMac se encuentra con que allí está él, pero es una imagen de dos minutos en el futuro. Siguiendo sus propias instrucciones baja a su local y mira una pantalla que allí tiene, descubriendo con asombro que también está él, pero dos minutos en el pasado. Empieza ahí el jugueteo, las pruebas y el desconcierto. El término “paradoja” está presente constantemente en la película, pero “posibilidades” es el que manejan más los protagonistas que nos muestran cómo de divertido o fructífero puede ser este extraño fenómeno.

‘Más allá de los dos minutos infinitos’ llega a alcanzar momentos la mar de hilarantes. Es una obra perfectamente coreografiada y sin errores de racord, lo cual no es nada fácil. Un filme trasladable al teatro pues está realizado en solo dos escenarios y no me cabe duda de que tiene tras de sí horas y horas de ensayos. Podría decir que me da pena que no llegue a cines (aunque estará en la Muestra SYFY de este Halloween) pero Movistar+ la va a traer a España y el hecho de tenerla en una plataforma digital nos permitirá repetir su visionado siempre que queramos.

Ficha de la película

Estreno en España: 2 de noviembre de 2022. Título original: Droste no hate de bokura (Beyond the infinite two minutes). Duración: 70 min. País: Japón. Dirección: Junta Yamaguchi. Guion: Makoto Ueda. Música: Koji Yamaguchi. Fotografía: Junta Yamaguchi. Reparto principal: Aki Asakura, Riko Fujitani, Gota Ishida, Yoshifumi Sakai, Kazunari Tosa. Producción: Tollywood. Distribución: Movistar+. Género: comedia, ciencia ficción. Web oficial: http://www.europe-kikaku.com/droste/

Crítica: ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’

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En 1666, Dena descubre la verdad sobre Sarah Fier. De nuevo en 1994, los amigos luchan por sus vidas… y por el futuro de Shadyside.

Crítica

Me quedo a vivir en La calle del terror… si me dejan o no me matan

Muy de vecinos, muy de familias, muy de convivencia. Así podríamos decir que se resume la triliogía. Una vez terminada de ver las tres obras puedo decir que de lo que trata es de convivir entre vecinos, entre distintas generaciones. Pero también abarca un discurso sobre la tolerancia y el rencor que tiene valor y se superpone a la carnicería que vemos durante toda la saga.

Podría decir aquello de… “ha merecido la pena la espera para esta tercera película” pero ¡han sido solo unas semanas! Vale que vivimos en la era de la inmediatez, pero ha sido tan rápido nuestro paso por esta Calle del terror que dan ganas de quedarse a vivir un tiempo más, si nos dejan o no nos degüellan antes. Y lo cierto es que entre visiones, enmascarados y escena post-créditos Netflix nos está anunciando que podría haber más episodios surgidos de estas novelas de R.L. Stine, pero tal y como concluye la historia está perfectamente bien cerrada. Muy bueno tiene que ser lo próximo que haga el director Leigh Janiak para superar a esto.

Además, debo admitir que ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ se cierra de un modo que yo no me esperaba. Tenía mi propia teoría a cerca de en qué consistía realmente la maldición de Shadyside y de cómo podría acabar pero me han sorprendido con la trama definitiva. Este nuevo filme, aunque se subtitule 1666, se divide en dos partes, una en 1666 para narrarnos todo lo ocurrido en los orígenes y otra en 1994, como era de esperar, para vivir el desenlace una vez que los jóvenes protagonistas han descubierto el pastel. Y como volemos a esa época tenemos música conocida como la de The Offspring, Pixies u Oasis.

Ya que es una tercera entrega me gustaría destacar tres escenas, todas ellas responsables de que ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ tenga calificación R (al igual que la segunda parte). Me ha encantado el momento en el que nos explican el corte de mano de Sarah Fier, da grima y dolor de verlo. Es también macabra la escena en la capilla. Y por último es una gozada la pelea al pie del árbol de la ahorcada en el centro comercial, nos hace decir “¿y por qué no?”. Por cierto, que esta última me ha vuelto a recordar a ‘Las furias’.

Aunque este filme se mantiene dentro de los detalles clásicos de los slashers consigue diferenciarse, sobre todo con su primera mitad en el Estados Unidos colonial. Como imaginábamos cuando vimos la primera entrega la ciudad (por entonces conocida como Union) se convirtió en un Salem lleno de recelos, fanatismo, prejuicios y persecución. Allí de nuevo se confunde la habilidad con brujería, la chiquillería con satanismo. Se explica bien por qué los personajes están repetidos en el pasado, también por qué hay una maldición sobre Shadyside y por lo tanto por qué surgen asesinos. Me parece un final más que satisfactorio. Podéis ver las películas de manera independiente si queréis, pero no vais a disfrutar de igual manera de las sorpresas que tiene, además es un poco absurdo hacerlo así pues están todas en la misma plataforma, igual de accesibles.

Por pocos minutos esta es la más larga de las tres películas. Como en las otras sabemos de antemano que Fier perdió una mano y posteriormente fue ahorcada, pero antes hubo cosas que han tenido ecos en el futuro. Al igual que en la segunda entrega tenemos un detalle que sabemos por adelantado, pero con pormenores por averiguar, lo cual es harto interesante, hace que el espectador se preocupe por la construcción de la historia y no tanto por el final en sí. A parte de los brutales asesinatos eso es lo más atractivo de esta trilogía. Sobre todo porque todo encaja de un modo que nadie habíamos imaginado.

Antes de ver ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ se me planteaba una pregunta: ¿se ha ganado Sara Fier un hueco en el hall de la fama del terror y veremos disfraces suyos en Halloween? El tiempo y las tiendas con el merchandising suele decidir eso, pero tampoco os lo puedo decir pues rompería una de las sorpresas.

Ficha de la película

Estreno en España: 16 de julio de 2021. Título original: Fear Street 3. Duración: 110 min. País: EE.UU. Dirección: Leigh Janiak. Guion: Phil Graziadei, Leigh Janiak, Kate Trefry. Música: Marco Beltrami, Anna Drubich. Fotografía: Caleb Heymann. Reparto principal: Kiana Madeira, Ashley Zukerman, Gillian Jacobs, Olivia Welch, Benjamin Flores Jr., Darrell Britt-Gibson, Sadie Sink, Emily Rudd, McCabe Slye, Julia Rehwald, Fred Hechinger, Jordana Spiro, Jordyn DiNatale. Producción: Chernin Entertainment.  Distribución: Netflix. Género: terror. Web oficial: ver en Netflix.

Crítica de la temporada 2 de ‘The Umbrella Academy’

El paraguas se despliega en el tiempo y se abre de nuevo cubriéndonos con una divertida trama

Desde el día que supimos de la adaptación a serie de ‘The Umbrella Academy’ quisimos hacerlo saber pues el cómic de Gerard Way y Gabriel Bá (reseña aquí) es una locura la mar de divertida, normal que tenga un Eisner. La primera temporada nos dejó satisfechos pues, aunque no calcase lo sucedido en el cómic resultó ser una buena traslación que ha sabido conservar la extravagancia, hilaridad, despreocupación y violencia de sus personajes.

Esta segunda temporada, que se estrena el 31 de julio en Netflix, conserva el espíritu alocado, imaginativo y absurdo. Mantiene ideas retorcidas y malsanas aderezadas con humor, aportando aún más notas de diversidad. El objetivo final de esta temporada es el mismo que el del último volumen del cómic pero los tiros de los episodios, literalmente, van por otros caminos. En el cómic el final es distinto y se ha cambiado para caer un poco en redundancias. Tampoco podrían haber repetido exactamente el final de la colección ya que cambiaron la raza de uno de los personajes y eso ha hecho inviable incluirle en un determinado punto clave de la historia de Estados Unidos.

‘The Umbrella Academy’ regresa retomando la historia justo en el final de la anterior. Viajamos al pasado pero nos adelantan que hay un cambio en la historia. Esta primera secuencia y algunas posteriores nos pueden recordar a ‘The Man in the High Castle’, ‘X-Men. Días del futuro pasado’ o incluso a ‘Watchmen’, sobre todo cuando vemos que de nuevo el reloj del apocalipsis está a punto de llegar a las 12. Aún así, línea temporal nueva o no, hay unos cuantos sucesos que parten de hechos totalmente verídicos.

Los hermanos Hargreeves se las tienen que apañar cada uno por su cuenta al estar desperdigados y por supuesto se entremezclan como buenamente pueden con los elementos característicos de la USA de mediados del XX, como la lucha de los derechos de los afroamericanos, las sectas, los mafiosos, la Guerra Fría o la saga de los Kennedy. Puede cansar que siendo Netflix nos podemos ver venir a los lejos lo que va a pasar porque siempre quiere meter con calzador determinadas temáticas, lo cual se suele cargar muchas tramas. Pero los personajes están tan bien llevados que te diviertes igualmente.

La segunda parte de ‘The Umbrella Academy’ utiliza un misterio famosísimo de la historia para elaborar en torno a él todo el hilo argumental y conseguir así una serie de sucesos causales. El guión no es excesivamente intrincado pero sabe usar a su favor ciertos eventos que nos aportan nuevos personajes que ayudan además a desarrollar la personalidad de los protagonistas y descubrir algunos de sus intríngulis.

Narcisistas, heróicos, resignados, derrotistas, deprimidos… Vanya, Luther, Klaus, Cinco, Ben, Allison y Diego conservan su frescura. Personajes que al margen de ser muy diversos son totalmente diferentes entre sí y están condenados a entenderse. Ese aspecto como siempre nos trae gran parte de la diversión de la serie. Sobre todo en esta temporada la comedia vuelve a aportar Klaus (Robert Sheehan) que sigue siendo tremendamente alocado dentro de su incansable depresión. Por otro lado me sigue fascinando el personaje de Cinco (Aidan Gallagher) pues continúa haciendo un papelón muy carismático y en esta temporada da la sensación de que tiene más protagonismo. Esta puede parecer una serie muy tontorrona con todos sus desvaríos, pero hacer el papel que hace él con 14 años se me antoja prometedor.

La primera temporada tenía también a unos villanos que eran pura guasa, Hazel y Chacha. En esta ocasión se incorporan algunos nuevos perseguidores, unos suecos bastante soseras. Aunque son lo suficientemente peculiares como para incluirlos en la serie no tienen el gancho de Hazel y Chacha. Por supuesto también está el particular “Ministerio del Tiempo” llamado La Comisión, a parte de alguna cosa nueva que nos descubren.

Os podréis imaginar que hay nuevos personajes y sorpresas, algunos inspirados en el cómic otros totalmente nuevos derivados también de las variaciones introducidas en la temporada anterior. También tenemos información nueva sobre los ya conocidos. Nos sueltan alguna perla a cerca de la verdadera personalidad de cierto personaje protagonista que en los cómics ya se evidenció.

Steve Blackman continúa gestionando series tan buenas como ‘Altered Carbon’ o ‘Fargo’, está claro que ‘The Umbrella Academy’ demuestra de nuevo que tiene buen ojo para sus adaptaciones. En esta segunda temporada ha contado con directores/as como Sylvain White (‘Slender Man’), Stephen Surjik (‘The Punisher’), Tom Verica (‘Scandal’), Ellen Kuras (‘The son’), Amanda Marsalis (‘Ozark’) y Jeremy Webb (‘Merlin’, ‘Altered Carbon’) que se ha encargado de cerrar.

Precisamente el final de esta segunda etapa de ‘The Umbrella Academy’ es uno de los problemas de la serie. Finaliza con una secuencia que parece una cacería al más puro estilo Fornite con toques de X-Men. Es algo pobre a nivel argumental y además no acaba de darle empaque o justificación a una de las tramas principales en las que inciden una y otra vez. Sirve sobre todo para dejarnos con varios puntos abiertos que deberán resolverse en una tercera parte.

A parte de eso el montaje a veces se ve torpe. Hay cortes o escenas algo inconexas que requieren explicación o hacer ejercicio de imaginación para determinar cómo se ha llegado a ese punto. Pasa sobre todo en el cuarto episodio.

Si no sabes como resolver una situación usas a tu componente viajero en el tiempo para reescribirlo todo. Eso es lo que hacen varias veces en esta temporada. Al menos el tono cómico de la serie hace que se resuelva una paradoja de un modo gracioso y con una serie de reglas bastante chistosas.

No hay que olvidarse de la música. De nuevo ‘The Umbrella Academy’ es muy musical y con ello rinde culto a la cultura popular. No hay que olvidarse que el guionista del cómic, Gerard Way, es miembro de My Chemical Romance. Oímos varias covers de canciones famosas adaptadas a determinadas escenas. Hay una versión del ‘Crazy’ de Gnarls Barkley o una variación en sueco de ‘Hello’ que canta My Kullsvik. Pero es que también hay escenas o tomas que son claros homenajes a ‘Terminator’, ‘Oldboy’ o ‘La vida de Brian’, quizá la más reconocible la que imita a Brad Pitt en ‘Snatch’. Todo buenos referentes.

Crítica de ‘Devs’, la serie de Alex Garland

‘Devs’ es una serie para mentes curiosas

El titular que he empleado para esta crítica estaba casi predestinado a aparecer puesto que esta serie vista en HBO España está firmada por Alex Garland. El director de ‘Aniquilación’ o ‘Ex_machina’ y escritor de ’28 días después’ o ‘Dredd’, lo ha vuelto a hacer con ‘Devs’ sorprendiéndonos con un argumento original y bastante sesudo. En esta ocasión podemos hablar de la obra en la que pone más a flor de piel las emociones, sin perder su enfoque crítico y científico ante el comportamiento humano.

También puedo decir que ese subtítulo tenía que aparecer sí o sí porque esta serie va de eventos predeterminados a suceder. Maneja corrientes de pensamiento deterministas e hipótesis cuánticas. Dicho lo cual no voy a profundizar en esos conceptos de causa/efecto y de metateoría en los que se mezclan ideas lógicas, casuales y epistémicas, que si no estaría adelantando mucho de la trama. Pero si puedo afirmar que se aplican de un modo bastante acertado y sin dar pie a agujeros de guión, dudas o confusiones.

Os puedo adelantar que ‘Devs’ es un thriller donde el poder corporativo persigue a nuestra protagonista, una ingeniera informática interpretada por Sonoya Mizuno (‘Ex_Manina’) que investiga la desaparición de su novio y recela de su empresa. Una empresa que se llama Amaya y cuyo departamento de desarrollo se llama Devs. Una corporación que está en la vanguardia tecnológica y que da a sus empleados un ambiente moderno para trabajar ofreciéndoles condiciones muy «molonas». Pero obviamente tras esta fachada tan flamante y amigable se esconde un secreto que descubrimos de sopetón en el primer episodio (no es el único giro de guión que os espera).

Es de estas series que hacen pensar y nos dejan ese «y si esto fuese de esta manera… cómo cambiaría tu concepto de ver las cosas». Además todo su discurso, tan lleno de conjeturas, está rodeado de personajes que se dejan llevar por la deducción y la analítica por encima de la impulsividad. Con esto también os tengo que decir que es una serie que va pausada y no tiene acción. Aún así visualmente es magnética. Tanto los decorados fractales y ornamentados de Devs como su entorno están diseñados para sugerir.

La protagonista sin duda es Sonoya Mizuno (actuando por tercera vez en un trabajo de Garland) que debe moverse entre tecnicismos y dramas. Por ella es muy fácil sentir empatía y encontrarse igual de perdido. Pero por los villanos cuesta más encontrar motivos para amistarse, por lo menos al principio. Por ejemplo vemos que los que trabajan en Amaya disfrutan de un jefe comprensivo, paciente, abierto o lógico. Pero los que trabajan en concreto en la división Devs saben que también aprieta, restringe y más cosas… Para este polifacético personaje ha sido todo un acierto contar con Nick Offerman (‘Fargo’). Si os digo que aparece en esta serie Alison Pill, la que fue batería en ‘Scott Pilgrim’ y os cuento además que aquí hace de una fría e impasible científica no me creeréis, pero esta serie va de eso, de abrirse a lo increíble. Y también de tener algo de miedo, más que nada por el papel de Zach Grenier que me ha recordado a algunos estadios del personaje de Jonathan Banks en ‘Breaking Bad’.

Que si, que ‘Devs’ cae en clásicos como el mostrar que los programadores solo usan el teclado y para nada el ratón, que las grandes empresas son despiadadas, que la gente aún no tiene ni idea de cómo se usa una copia de seguridad en la nube… Pero son detalles para un segundo plano, porque hasta la enorme y omnipresente figura infantil o el papel de Stephen McKinley Henderson nos hacen ver que esta es una serie sopesada y humana. Realmente este nuevo trabajo de Garland es como la caja de Schrödinger, que puede tener dos estados totalmente opuestos hasta que te decides a abrirla. En este caso no es un vivo o muerto, pero si un te atrapa o te mata de aburrimiento, según el interés o la atención de cada uno. Yo os animo a abrirla y a descubrir esa realidad.

Crítica: ‘Thelma’

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Thelma, una joven y tímida estudiante, se despide de su religiosa familia de un pequeño pueblo para trasladarse a estudiar a la capital. Un día, en la biblioteca, conoce a Anja y comienza a sentirse atraída por ella. A medida que los sentiminetos hacia Anja crecen empiezan a ocurrir sucesos inexplicables alrededor. Thelma deberá entonces enfrentarse a trágicos secretos de su pasado y a la aterradora posibilidad de que ella sea la causa de todo lo que sucede.

Crítica

‘Thelma’ cuenta con una gran historia que se pierde en los silencios.

Me resulta complicado hablar de una película que tiene un claro mensaje, una buena historia pero que no está bien llevada. Es una pena, porque creo que ‘Thelma’ tiene muchas cosas que pueden gustar, pero tiene un ritmo tan pausado y con unas actuaciones tan poco expresivas, que se hace una proyección bastante dura.

El director noruego Joachim Trier, nos trae la historia de una muchacha que comienza la andadura a la universidad, el vivir sola, el despertar de su sexualidad, de una manera muy descontrolada, pues Thelma vivía bajo una estricta educación religiosa de la que sus padres se encargaban. Poco a poco vas conociendo el porqué de esta situación, esta primera parte de la niñez, hasta que se marcha puede recordar a Carrie pero sin todo lo bueno de la historia de Stephen King.

Ya os digo, no es todo malo en esta película, lo que nos cuentan es muy creíble, vemos conociendo a esta chica que ha estado tan encerrada que su despertar es bastante traumático. Le van apareciendo sentimientos que ella no comprende, los ve malos, pero a la vez no puede deshacerse de ellos. Los fenómenos extraños que empiezan a ocurrir a su alrededor son cada vez más peligrosos y todo es culpa de no saber controlar esos pensamientos nuevos.

Una de las cosas que más me ha gustado de la película es su fotografía, de Jakob Ihre que ya ha trabajado con el director en varias de sus películas. Los colores grises, negros y blancos los vemos en los dos escenarios de la cinta, el hogar de Thelma y la universidad. Eso sí, en la casa de los padres, la atmósfera que se crea es fría y cerrada, nos deja bien claro que era una prisión para ella, mientras que en la universidad, hay movimiento, luz y allí es donde renace y comienza ser ella misma.

Lo peor sin duda es la manera de contar la historia, llega un momento que se pierde el interés, la parte de la infancia de ella, hace que de nuevo conectes, pero a partir de que ella empieza a hacerse una serie de pruebas médicas, que por cierto podéis quedaros ciegos durante estas imágenes, a la película le cuesta mucho remontar.

Para terminar, comentaros que lo que sí que es cierto es que ‘Thelma’ no deja indiferente a nadie, para bien o para mal. Un visionado de esta cinta merece la pena, pues ya os digo, hay muchas opiniones y quizás seáis del tipo de público que puede gustar esta cinta o como en mi caso, que se le ha hecho demasiado pesada.

Ficha de la película

Estreno en España: 23 de marzo de 2018. Título original: Thelma. Duración: 116 min. País: Noruega. Dirección: Joachim Trier. Guion: Eskil Vogt y Joachim Trier. Música: Ola Flottum. Fotografía: Jacob Ihre. Reparto principal: Eli Harboe, Kaya Wilkins, Henrid Rafaelsen, Ellen Dorrit Petersen, Nders Mossling, Vanessa Borgli. Producción: Motlys, Eurimages, Le Pacte, Nordic Film och TV Fund, Norwegian Film Institute, Snowglobe Films. Distribución: Surtsey Films. Género: Drama. Web oficial: http://surtseyfilms.es/peliculas/thelma/

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