Crítica: ‘La unidad Kabul’

En qué plataforma ver La unidad Kabul

Una subida de nivel la mar de emocionante y emotiva

La anterior temporada de ‘La unidad’ aumentó su tensión ya que tocaba el plano personal de los protagonistas e incluía a un villano magníficamente interpretado por Kaabil Sekali. Parecía que la serie había tocado techo pero en esta nueva tanda de episodios, el guión, el nivel de producción, la emoción de sus escenas de acción y la emotividad de sus argumentos han hecho que haya sido un subidón totalmente bien recibido.

El próximo 18 de mayo Movistar Plus+ estrena la tercera temporada de ‘La unidad’. Un nuevo arco argumental que, por supuesto hereda a sus personajes anteriores, con sus virtudes y cicatrices. Pero esta vez la acción transcurre en Oriente Medio. Todo sucede días antes de la salida (o huida) de los Estados Unidos, la OTAN y las embajadas de sus instalaciones de Afganistán el 30 de agosto de 2021. Sin paños calientes hay que decir que la historia transcurre durante el abandono internacional del país. Fue hace menos de dos años cuando se produjo la reconquista talibán y concluyó la mal llamada operación libertad duradera. Habría que ver cuál es el concepto de “duradera” para los norteamericanos pues solo ha habido un periodo de “libertad” de veinte años.

La serie se enmarca en los días previos a los despegues masivos, con la sombra de los talibanes cerniéndose de nuevo sobre el suelo afgano. El equipo liderado por Miriam (Marian Álvarez) está trabajando en cortar el tráfico de armas y de células a España cuando estalla el caos. Mientras, Carla (Nathalie Poza), se ha desplazado al sector privado. Una casualidad hace que sus caminos se vuelvan a cruzar, pero ambas deberán mover cielo y tierra para volver a encontrarse.

La temporada arranca con imágenes de archivo de aquella operación de retirada, un desastre que será recordado junto a otras espantadas del bloque occidental tipo Dunkerque o La batalla del Lago Changjin. El guión de Alberto Marini hace mucho hincapié en recordarnos que esto es algo real, que sucedió hace poco. Y la serie tiene secuestros, asesinatos, separaciones… que hoy en día siguen sucediendo. Esta es la temporada más dramática y dura. Si algo nos ha demostrado ‘La unidad’ es que como en ‘Juego de Tronos’ no nos podemos encariñar con ninguno de los personajes y además le da a todas sus muertes una pátina de realidad que asusta.

Volamos a un Kabul recreado a partir de localizaciones ubicadas en Pakistán y Almería. ‘La unidad Kabul’ además de más compromiso social incrementa el número de localizaciones y la cantidad de aventura. A partir de una ilustración del terror y del autoritarismo retrógrado se desarrolla este episodio de los protagonistas. Como si la urgencia de ese problema acuciante les hubiese influido, esta tercera temporada empieza potente, con acción, directa al grano. Dani de la Torre ha aprovechado bien esta aparente mejora del nivel de producción para explotar muchos más efectos prácticos y digitales. Las escenas de tiroteos o de huidas son realmente emocionantes, bien podrían ser de un gameplay del ‘Call of duty’ o escenas de películas tipo ‘Black Hawk derribado’.

Se agradece muchísimo el formato de esta miniserie. El hecho de que sean solo seis episodios de menos de cuarenta minutos hace que se pase en un suspiro. Además las temporadas están siempre cerradas, sin final abierto, lo que garantiza que no tendremos ningún coitus interruptus si deciden cancelarlas o finalizarlas. ‘La unidad Kabul’ garantiza un entretenimiento nada esclavo y de calidad. Sobre todo lo valioso de esta obra de semificción dotada de momentos de acción es que tiene espacio para el drama, pero no el gratuito o lacrimógeno. En esta ocasión toca hablar de las mujeres desplazadas de puestos sociales relevantes o de empleos que les había costado mucho conseguir, inimaginables para ellas durante el siglo XX. La sensación que nos queda es que les hemos abandonado, porque Afganistán, al igual que sucede con otros países inmersos en injustos conflictos bélicos, no tiene ya interés para los aliados de occidente. Por lo menos yo no veo en nuestros balcones o programas televisivos banderas afganas y sí de otras naciones.

Crítica de la T2 de ‘Historias para no dormir’

Mejorando la primera y subiendo mucho el nivel

La mayoría de las nuevas versiones de ‘Historias para no dormir’ que se lanzaron en la nueva primera temporada nos dejaron satisfechos. Tras aquellos cuatro episodios el público ha pedido más y solo un año después Prime Video nos brinda la oportunidad de volver al imaginario de Narciso Ibáñez Serrador, a una revisada y actualizada versión de sus terrores. Y podemos decir con mucho regocijo que esta segunda tanda de cuatro capítulos es aún mejor, teniendo un episodio dirigido por Salvador Calvo que es magnífico, hasta ahora el mejor en casi todos los sentidos.

A continuación os damos una breve opinión de cada episodio, sin spoilers. A partir del 28 de octubre podréis empezar a verlas.

‘El trasplante’

Salvador Calvo, el director de ‘Adú’, ha realizado el mejor cyberpunk que hasta ahora se ha hecho en España. Con ecos de ‘Altered Carbon’ y por supuesto de ‘Blade Runner’ ha materializado una historia que nos lleva a un futuro distópico, deshumanizado y cruel con los feos o ancianos. Los capítulos de ‘Historias para no dormir’ casi siempre tenían un trasfondo social o filosófico y en este caso nos habla de la superficialidad, del miedo a la muerte. Todo ello acompañado de un Madrid futurista, de la frialdad corporativa típica de estas historias y de un diseño de producción apabullante, parece el ‘Cyberpunk 2077’.

‘La alarma’

Nacho Vigalondo ha hecho una historia original que aun así nos ha recordado a ‘The nice house on the lake’, a elementos de los confinamientos de 2020, a su propia ‘Extraterrestre’ y a otro título que prefiero no desvelar, pues el final es más convencional que lo que he enumerado. Una rallada de historia edulcorada con su habitual sentido del humor y su particular gusto musical. Un episodio con sentido de la tensión y el misterio, como pide esta antología.

‘El televisor’

Reminiscencias de ‘Paranormal Activity’ e imágenes que recuerdan a ‘[REC]’ en un episodio sobre la paranoia o la neurosis. No es de extrañar esta percepción pues tras la cámara está Jaume Balagueró y en el papel Alberto Marini.

El objetivo del episodio es crear neurosis y lo consigue. La misma paranoia que tienen muchos al mirar cómo va la salud de la batería de su móvil es la que tiene el protagonista de este episodio, pero por la salud de su familia. Poder es doler, cuanto más podemos ver más sufrimos. Gran interpretación de Pablo Derqui en este episodio que aunque no lo parezca versiona uno de los originales.

‘La pesadilla’

Con este episodio nos vamos a un clásico, el vampirismo. Se trata una vertiente más romántica y se sigue un esquema arquetípico que nos hace imaginar qué es lo que va a pasar. El hecho de contar con un actor de renombre o de moda como Álvaro Morte nos augura uno de los giros pero igualmente se disfruta esta pequeña historia en la que viajamos a una Galicia sumida a una noche eterna.

No sé si estoy en posición de decir que es lo mejor de Alice Waddington pero si puedo afirmar que es lo que más me ha gustado de su filmografía (de la cual he visto ‘Disco Inferno’ y ‘Paradise Hills’). Juega un poco a ‘Frankenstein’ pues juzga del mismo modo a una sociedad movida casi siempre por los prejuicios.

Crítica de ‘La unidad’ T2

Más tensión y un villano que da miedo

Casi dos años después de su estreno tenemos de nuevo en Movistar Plus+ ‘La unidad’ T2. La segunda etapa de la serie de Dani de la Torre y Alberto Marini será lanzada el 18 de marzo. Ambos, director y guionista, vuelven a encargarse de la concepción y grabación de la historia. Con ellos ‘La unidad’ nos vuelve a contar el trabajo de unos agentes que velan por nuestra seguridad, cuya especialidad es el terrorismo, pero en esta segunda parte deberán cuidar más que nunca de su propia integridad.

En mi opinión creo que como serie policíaca española quizá quedó injustamente tapada por el éxito de ‘Antidisturbios’ (serie que recordaréis esta segunda temporada por una escena rodada también en una clásica corrala madrileña). Podréis leer aquí mi crítica de la primera temporada pero en resumen lo que me cautivó es que atrapa con su trama y con la manera en cómo nos llevaba por diferentes localizaciones. Y consiguió eso por su manera de rodar (De la Torre) y por los miedos que abarca y los giros con los que nos sorprende (Marini). En esta segunda temporada se mantiene el ritmo y la intensidad de sus argumentos, pero si es cierto que se ve venir por donde va a tirar, aunque nos da más de un susto.

Los protagonistas vuelven a ser los mismos. Agentes interpretados por Nathalie Poza, Michel Noher, Marián Álvarez, Luis Zahera, Raúl Fernández, Carlos Blanco, Fele Martínez… y alguna incorporación nueva como la de Aroa Rodríguez. Ellos están la mar de correctos sobre todo cuando la serie nos hace ver procedimientos que pueden formar parte de la rutina de la policía. Pero he mentido, los protagonistas son los mismos en el bando de los buenos, pero por parte de los villanos tenemos muchas novedades y ahí está el principal atractivo de ‘La unidad’ T2. La principal amenaza para la unidad viene por parte de un padre doliente interpretado por Kaabil Sekali. Ese nuevo enemigo da miedo por el hecho de que juega a dos e incluso tres bandas a la vez, pero también porque la actuación del actor benaventano es intachable. De lo afable pasa a lo amenazador de un modo que quita el hipo.

‘La unidad’ T2 está dedicada a la memoria del actor Florin Opritescu y del policía de la CGI Miguel Cerviño (oficial de enlace de terrorismo en la oficina española ante EUROPOL en La Haya). Y al igual que la anterior temporada sirve como tributo a todos esos agentes o funcionarios que velan por el fin del terrorismo. Personas que están emplazadas en multitud de ubicaciones. Es por eso que de nuevo la serie de Movistar Plus+ nos lleva por Madrid, Marruecos, Granada, Canarias, un portaviones en el Golfo de Guinea, Jordania, una plataforma petrolera… Puede que no haya sido rodada exactamente en esos sitios, pero el hecho de viajar ficticiamente por esos escenarios ayuda a mantener un buen ritmo y a ofrecer cuán magnitud tiene la investigación y actuación contra las amenazas violentas o los fanatismos.

De nuevo la temporada se compone de 6 episodios y las únicas pegas que les encuentro es la falta de riesgo, el atreverse a ser más impactantes con sus giros. Sorpresas que además se ven venir pues el guión ha caído en los típicos romances o en eventos que nos están anunciando casi a gritos. Por ejemplo, el giro del quinto episodio está sacado de la manga y la revelación del principio del sexto resulta bastante obvia. Eso sí, el final… tremendo. Esperemos que no pase nunca algo así.

Otro aliciente para esta temporada dos es el conocer un poco más a los protagonistas. Al ser el objetivo directo de los terroristas los guionistas se han visto en la casi obligada tarea de extender más los detalles de la vida privada de estos policías. De ahí que haya más suspense y emoción que en la temporada uno. Y aunque da la sensación de que los protagonistas se exponen en exceso para la situación que viven (si pensamos en lo estrictamente procedimental) sí que hay detalles que denotan un discurso o una intencionalidad. Y en mi opinión no es otra que la de sacar a relucir los prejuicios, los cuales, en este caso sacan a relucir también a la paranoia o por lo menos contribuyen a acrecentarla.

La serie acaba con unos momentos de tensión bastante bien gestionados y como siempre cerrando la trama. Si Movistar renueva por otra temporada estupendo, compro, pero si se cancela la serie tendremos la historia finiquitada.

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