Crítica de la temporada 3 de ‘Dark’

Para Winden el tiempo es dios y sus historias son un sindiós

Netflix estrena la temporada 3 de ‘Dark’ justo el día que su ficción pronostica el fin del mundo, el 27 de junio. Ya hemos visto que para los habitantes de Winden el tiempo determina su destino y ejerce de dios inamovible. La serie tiene tantas idas y venidas, con la introducción ahora además de nuevos mundos y personajes, que la convierten en un sindiós, en un caos. Pero está magníficamente ordenada y no peca de tener agujeros de guión. La serie empezó y ha concluido de un modo magistral.

La temporada 3 de ‘Dark’ explica rápido lo que vimos en la conclusión de la temporada anterior y nos ubica también casi de manera inmediata a los personajes. De este modo la serie de Baran bo Odar (que hace un cameo en una fotografía) se mete en faena, nos introduce nuevos elementos misteriosos y se encamina a su resolución. Y el final satisface, queda explicado y reducido a algo sencillo. Tiene además un cierre definitivo para los personajes, que emplea recursos ya vistos antes e incluso a veces algo vagos, pero que cuadran a la perfección. ‘Dark’ ha conservado hasta el final su tenebrosidad, sus embrollos y su buena manera de tratar los personajes.

En esta nueva etapa quienes vuelven a tener toda la atención del espectador son Jonas, Martha y Claudia. De nuevo la pérdida, el dolor, el amor o la curiosidad serán los motores de los protagonistas. Si esta serie se pudo comparar por su carácter fantástico, formato coral y tremenda complejidad con ‘Lost’ se puede decir que está mucho mejor planificada y no se deja ningún detalle por cerrar. Para poder dar explicación a todas las relaciones, situaciones y eventos de la serie se ha tirado de algunos personajes dedicados a rellenar los huecos pendientes e incluso esta temporada introduce un deus ex machina ya que se basa bastante en un elemento que ha aparecido de repente. Pero la labor de logística a la hora de que todo el guión y lo antes estrenado cuadre sin fisura alguna es titánica. Ha sido como ese episodio de ‘Futurama’ en el que Fry se convierte en su propio abuelo, pero de un modo multiplicado por diez.

La contienda mísico-cientícia contra Sic Mundus ha llegado a su clímax final rodeada además de bastante religiosidad. Detalles como la medalla de San Cristobal, los ciclos de 33 años, el origen con Adán, el sacerdote interpretado por Noah… son importantes. Uno no puede desconcentrarse y perder la conexión de todos esos pormenores, sobre todo teniendo en cuenta que esta es una trama llena de mentiras y paradojas. Pero al final todo es bastante más académico que espiritual, tiene una explicación lógica y fundamentada.

Al final nos hemos quedado sin saber qué paso con trivialidades como el ojo de Wöller, porqué Ulrich siempre es infiel o a qué se debe la imposibilidad de hablar de algunos personajes. Al fin y al cabo, esa repetitividad que parecía ser un McGuffin nos habla del famoso error en la matriz (haciendo un guiño a los déjà vu de ‘Matrix’) y de su teoría de la predestinación. Detalles que la serie se puede permitir dejar sin explicar ya que no son importantes, salvo por el hecho de que nos ubican en un universo u otro. Algo parecido a lo que se hacía con el aspecto de los personajes en ‘Fringe’ cuando saltábamos por todo ese multiverso de manera constante.

Lo importante es que se ha dado una explicación a la aparición de los viajes en el tiempo, al nuevo universo que se presentó en los últimos segundos de la temporada dos y a todos esos enlaces entre personajes que hemos ido descubriendo. La temporada 3 de ‘Dark’ explica muchas cosas. Vuelve a sus razonamientos metafísicos y científicos tirando incluso de cuántica y de propiedades de la teoría de cuerdas. Pero probablemente lo que más atraiga al espectador será ir rellenando esos huecos que quedaban pendientes en el árbol genealógico de Winden, sabiendo quienes son padres, madres o hermanos, y descubrir además algunas ramas nuevas que aparecen. Os recomiendo ir viendo la temporada 3 de ‘Dark’ teniendo a mano un gráfico de cómo se relacionan los personajes, se puede hacer un lío, sobre todo si no la tenéis fresca. Aunque los finales de episodio a pantalla partida conectando épocas ayudan bastante. Tened en cuenta eso y que habría que poner un altar a los responsables del casting porque las versiones jóvenes o ancianas de cada personaje están escogidas maravillosamente. A parte que otro buen punto de ‘Dark’ ha sido el introducir elementos reconocibles en cada protagonista, con una especie de obsesión por las cicatrices.

Ya se resolvió por qué desaparecían niños, quien era el demonio blanco o donde fue a parar Mikkel. Ahora se han corregido algunos detalles que no acababan de estar bien (como el nombre de la enfermera del psiquiátrico en el que acaba Ulrich). Quedaban cosas importantes por saber, tales como el camino que sigue Jonas para convertirse en Adam, que hacía el colgante de San Cristóbal en la orilla del lago cuando lo encuentra el protagonista, como acaba Charlotte con Tannhaus, quien escribe el libro con las indicaciones para Noah, por qué Martha se vio a sí misma en el bosque, quién es Silja, qué importancia tiene la historia de Hannah en el pasado… ¿Habrán quedado resueltas? Ya veréis eso y muchísimo más a partir del 27 de junio. Vais a oír mucho eso de “¿qué significa?” pero no os preocupéis que no os va a quedar ninguna duda y si la serie os enganchó en sus orígenes también os va a gustar en su ocaso.

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