4x01 El ministerio del tiempo

Crítica del 4×01 de ‘El Ministerio del Tiempo’


¿Nos compartes?

Una serie que no se ha quedado perdida en el tiempo

Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda) nos recuerda en el primer episodio de esta cuarta temporada que llevamos desde el 1 de noviembre de 2017 sin reunirnos con la patrulla de ‘El Ministerio del Tiempo’. Ha pasado un año y medio y tenemos la ocasión de volver a entremezclarnos con la historia de España y con unos personajes que en su día nos regalaron muy buenos momentos, en televisión y hasta en viñetas. Nos esperan diez episodios que desde este 5 de mayo serán emitidos en TVE y al día siguiente subidos a HBO España.

Hay cambios en esta nueva etapa. Cambios en lo que se refiere al opening que ya no presenta su habitual tema musical aunque si su estética y modificaciones como el emplazamiento de la sede. Los amantes de ‘El Ministerio del Tiempo’ no podrán acudir a su clásico punto de encuentro en la calle Duques de Alba de Madrid para acercarse al cuartel de la patrulla ya que este se ha mudado. Compro la explicación del cambio de ubicación pero no me ha conquistado el nuevo tema de los créditos.

Rodaje El Ministerio del TiempoTras un repasazo de unos nueve minutos se confirma que todos los protagonistas de las tres temporadas anteriores estarán presentes. Ya sabéis: Julián (Rodolfo Sancho), Amelia (Aura Garrido), Pacino (Hugo Silva), Alonso (Nacho Fresneda), Lola (Macarena García), Irene (Cayetana Guillén Cuervo), Salvador (Jaime Blanch), Ernesto (Juan Gea), Angustias (Francesca Piñón), Velázquez (Julián Villagrán) o Elena (Susana Córdoba).

Y el tono es el mismo que en anteriores episodios. Drama y comedia mezclados. Seguimos teniendo a un Alonso estandarte del romanticismo, a Lola de la lucha contra la injusticia y a Irene del empoderamiento femenino. El personaje de Pacino se mantiene como ese policía quinqui que nos aporta la mayor parte cómica y en el otro extremo nos encontramos a Julián, que no os voy a desvelar de qué manera continúa con sus desventuras. Lo que sí que puedo decir es que como siempre nos sumerge en nuestro pasado con una gran ambientación, no tan buena fotografía. En este caso no retrocedemos de lleno a un episodio en concreto de los anales de España pero si nos topamos con personajes harto conocidos como Franco o Berlanga, con grandes parecidos gracias a Pep Miràs y Koldo Olabarri.

El capítulo me ha recordado algo a ‘Malditos Bastardos’. Sobre todo con el caso de Daniel Brühl. Va de fachas y de fachadas. Tenemos cine de propaganda y otros intríngulis que no os voy a desvelar. El caso es que estamos en la España de 1943 con todo lo que supone estar en un régimen dictatorial y es en esa época donde arrancamos y comenzamos a retomar el contacto con personajes de las tres anteriores temporadas.

A parte de que el episodio 35 de ‘El Ministerio del Tiempo’ se llama «Perdido en el tiempo» digo que esta es una serie que no se ha quedado perdida en el tiempo porque vuelve a ponerse en marcha y porque sigue metiendo sus puyas y pequeñas críticas a lo que sucede hoy en día. Los personajes provenientes del pasado y los funcionarios del ministerio se amoldan a la actualidad y no dejan de gruñir e ironizar con cosas como la gentrificación, los sueldos bajos, las operadoras con sus insistentes llamadas e incluso que ya hay demasiadas películas sobre la Guerra Civil.

El pistoletazo de salida lo ha dado el director Chiqui Carabante (’12+1: Una comedia metafísica’). La serie que llevan Javier Olivares y Marc Vigil mantiene sus dramas románticos y su manera «peculiar» de manejar u olvidarse de las paradojas. También aumenta su juego con el fantástico incluyendo más ideas no tan disparatadas que siempre han pululado entre los chismorreos de nuestra sociedad. Veremos qué nos aguarda en el futuro de esta serie sobre el pasado que nos promete capitulazos sobre Almodóvar, Felipe II y IV, Dora Maar, María Tudor, Picasso, Einstein, Clara Campoamor…


Acerca de Furanu

De origen irlandés y criado en tierras vetonas, este ingeniero curiosamente nació en Bloomsday. Pegado desde pequeño a una televisión y a cientos de páginas, ahora gasta su tiempo montándose películas y disfrutando las de otros.

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