La caída del imperio americano

Crítica: ‘La caída del imperio americano’


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Sinopsis

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Pierre-Paul, de 36 años, un intelectual y doctor en filosofía se ve obligado a trabajar como repartidor para tener un salario decente. Un día, mientras entrega un paquete, se topa con la escena de un robo a mano armada que ha salido mal con un resultado de dos muertos. Se encuentra con dos bolsas de deporte repletas de billetes. Pierre-Paul se enfrenta a un dilema: largarse con las manos vacías o coger el dinero y huir.

Crítica

Impudoroso caballero es don dinero

La caída del imperio americano CartelElige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Perdón, ese es el principio de ‘Trainspotting’… ¡pero caray! me vale igualmente. Porque la nueva película de Denys Arcand no habla de la droga como tal pero casi, habla de varias adicciones. Habla del dinero, de la felicidad y por ende de otras cosas que van relacionadas con esos dos conceptos. Porque ambas cuestiones son al fin y al cabo un concepto que el ser humano se han impuesto. Así de filosóficos nos podemos poner porque así de escolástico nos ha salido esta vez el director canadiense.

El protagonista de ‘La caída del imperio americano’ es un repartidor de paquetes (Pierre-Paul Daoust ) que se topa con un atraco y se ve con la posibilidad de quedarse con el dinero del botín. Él es un hombre de principios, un doctorado en filosofía que no puede desempeñar su profesión porque su actual trabajo está mejor remunerado y ese dinero puede ser una salida que por otro lado pondrá en tela de juicio todos los pilares de su vida. En la aventura que supone agarrar ese dinero conocerá a una escort con entrenador personal, al jefe de una banda de moteros licenciado en administración de empresas, a dos agentes de la ley muy persistentes… La película se mueve de un modo muy parecido al de ‘Trainspotting’ de Boyle pero quizá sería más apropiado decir que es como un ‘Snatch’ canadiense e inteligente.

Inicialmente el filme nos deleita con una conversación la mar de vivaz, muy perspicaz y metafísica. Casi llego tarde al pase de prensa y si me pierdo sus primeros minutos aparte de haberme arrepentido de perderme esos instantes no habría estado bien predispuesto para el resto del largometraje. De ahí que haya dicho que Arcand se ha puesto bastante filosófico en esta ocasión. ‘La caída del imperio americano’ no es una película verborréica, no os va a adormecer con una tunda de frases seguidas, no os va a atacar con miles de sentencias incomprensibles. Se entiende muy bien y os aporta muchas citas a las que podéis recurrir fácilmente ya que son universales e históricas. Su discurso es fácil de captar y además está dirigido a un público general.

Al espectador además le van a herir los personajes modelo ya que va a notar que él o bien se siente identificado en ellos o bien que tenía esas ideas preconcebidas. Ojalá viajásemos al pasado y descubriésemos que los filósofos que cita el protagonista interpretado por Pierre-Paul Daoust originalmente fueron albañiles que parloteaban y divagaban, cuyos pensamientos a posteriori quedaron inmortalizaron para nuestro beneficio.

De nuevo Denys Arcand vuelve a demostrar que con un guión totalmente ficticio se puede hacer una dura crítica de la realidad y de la actualidad, sobre todo si nos referimos a la norteamericana. Nos deja un sabor de boca igual que el que suele dejar Michael Moore pero su estilo es mucho más afilado, más sesudo. Es decir, estamos jodidos, hablando en plata. El mundo en el que nos encontramos está muy mal concebido, nos lo venden bien pero para que lo disfruten solo unos pocos, el concepto de felicidad está totalmente errado y las metas a alcanzar se han desfigurado con el transcurso de la historia humana.

El director es crítico, no destructivo pero tampoco constructivo. Presenta males pero no curas. Además se despista durante un buen rato con las historias que se desarrollan entre los protagonistas. Me hace gracia ver cómo transcurre todo bajo el buenismo del carácter de los canadienses y eso impide que ciertos «villanos» impongan. Esas son algunas pegas que tiene el filme.

Arcand vuelve a dar con la tecla que le llevó al éxito de ‘Las invasiones bárbaras’ y vuelve a hacernos reflexionar. Nos demuestra que el dinero da poder pero no da la felicidad, que el mismo dinero ha sido el que ha acabado con la nación. Exhibe que aunque un sueldo no de la lealtad sí que da la fidelidad, aunque sea durante cierto tiempo. Nos obliga a rascar nuestro bolsillo y sacar esa calderilla, a hacernos sentir pudor por no dar una limosna que apenas significa nada para nosotros . Nos obliga a mirar el suelo de la entrada de la cafetería donde desayunamos todas las mañanas, un vestíbulo que a primera hora ha de ser despejado de mendigos que han pernoctado allí y se han marchado con el estómago rugiendo, cuando nosotros vamos a llenar nuestros estómagos ávidos de consumir promesas vacías y sueños plastificados.

Ficha de la película

Estreno en España: 29 de marzo de 2019. Título original: La chute de l’empire américai. Duración: 128 min. País: Canadá. Dirección: Denys Arcand. Guion: Denys Arcand. Música: Louis Dufont, Mathieu Lussier. Fotografía: Van Royko. Reparto principal: Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard, Louis Morissette, Maxim Roy, Pierre Curzi, Vincent Leclerc, Patrick Émmanuel Abellard, Florence Longpré, Eddy King, Geneviève Schmidt, Paul Doucet, Denis Bouchard, Yan England, David Savard, Rose-Marie Perreault, Alain Goulem, Catherine Paquin-Béchard,Ayana O’Shun, Dominique Bertrand, Sophie Thibault, Juliette Gosselin, Mathieu Lorain Dignard, Claude Legault, Éric Bruneau, James Hyndman, Benoit Brière, Gaston Lepage, Laurent Paquin, François Dompierre. Producción: Cinémaginaire Inc. Distribución: Wanda Visión. Género: comedia. Web oficial: http://lachutedelempireamericain.com


Acerca de Furanu

De origen irlandés y criado en tierras vetonas, este ingeniero curiosamente nació en Bloomsday. Pegado desde pequeño a una televisión y a cientos de páginas, ahora gasta su tiempo montándose películas y disfrutando las de otros.

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